Episode Transcript
[00:00:04] Speaker A: Radio Anagrama presenta "Tema libre", una conversación sin presentador ni reglas. Paloma Díaz-Más y Soledad Puértolas son dos figuras de consolidada trayectoria literaria, además de compañeras en la Real Academia Española. En este episodio hacen un recorrido por las transformaciones del sector editorial después del franquismo. Comentan la nueva narrativa española que surgió en los años ochenta, la importancia de los tebeos y la influencia de la generación de mujeres intelectuales que escribían desde el exilio en los años treinta.
Te dejamos con ellas.
[00:00:38] Speaker B: Hola, Soledad, cuánto tiempo sin verte. Lo mismo dos días, porque nos vemos todas las semanas en la Academia y, a veces, más de una vez.
[00:00:48] Speaker A: Sí, así es. Así que bueno, nosotras ya tenemos una historia común, que es la academia, y otra historia todavía más común, que es la literatura. Así que somos ya tertulianas de profesión casi entre nosotras.
[00:01:04] Speaker B: Sí, además hemos coincidido muchas veces en actividades literarias. Nos conocemos desde hace realmente bastante tiempo y además somos compañeras de edición en Anagrama. Las dos hemos empezado a publicar más o menos por la misma época, por los años ochenta.
[00:01:23] Speaker A: Años ochenta. Lo que pasa es que tú eres más joven que yo, Paloma, eso no lo podemos negar. Y yo además reivindico mi edad porque ya he aguantado más en este mundo.
[00:01:33] Speaker B: Yo reivindico la mía, acabo de cumplir 70, pero bueno, tampoco nos llevamos tanto. Pero sí que es cierto que empezamos a publicar en un momento, que eran esos años 80, en que había una serie de bueno, había por una parte como un hambre de descubrir nuevos autores, y luego había una serie de editoriales independientes que entre ellas Anagrama, que hicieron un esfuerzo por descubrir y dar a conocer autores. Y creo que en ese mismo barco, en el que se llamó nueva narrativa española, que ahora es un término que ya nadie se acuerda y nadie usa, entramos muchos escritores que además éramos de distintas generaciones, distintos perfiles, y éramos muchos periféricos, que eso es una cosa curiosa. ¿Cómo lo ves tú?
[00:02:26] Speaker A: Pues es que es verdad, hubo un momento por esos años, a partir de los 80, y que había muchas expectativas con respecto a lo que iban a decir las novelas a partir de los cambios sociales que se habían producido en España. Claro, ya habíamos salido del franquismo, ya estábamos en una era democrática, era el momento en que los partidos políticos empezaban ya a pelear unos con otros, a delimitar un poco sus políticas, y los novelistas fuimos como un objeto que interesó a las editoriales y también a las instituciones. Yo recuerdo perfectamente, porque tú fuiste precisamente responsable de un encuentro que se celebró en Vitoria, que tú estabas allí en la universidad, que organizaste.
Que organizó la universidad, y en el cual fuimos convocados este tipo de escritores y que estábamos un abanico muy amplio, estaba Álvaro Pombo y estábamos yo misma, estaba Andrés Trapiello, también Javier Marías, éramos un abanico muy amplio y muy variado, con voces muy distintas. ¿Y hubo más encuentros como este quizá? El de Vitoria yo lo recuerdo porque lo pasé muy bien. Yo me recuerdo con Pombo cantando canciones de nuestra época, que eran ya pues las épocas éramos ya, en fin, teníamos una experiencia de las guerras, de la guerra civil y de las canciones que nos habían transmitido nuestros padres, nuestros ancestros, por así decirlo, y los recuerdo con un cariño tremendo porque nos divertimos muchísimo. Y yo creo que sí que hubo un momento en que todos estos escritores, en cierto modo, pensamos que íbamos a interesar, íbamos a tener nuestro público, tuvimos esa ilusión.
[00:04:32] Speaker B: Sí, bueno, yo recuerdo el encuentro de Vitoria, es que creo que fue donde nos conocimos, pero yo era, bueno, fue con una ayuda del ministerio de Cultura y yo era una joven profesora de literatura española en la Universidad del País Vasco, y entonces organizamos varios profesores esos encuentros que se llamaron última literatura española, me parece, o algo así, y no solo eran de narradores, también había poetas, también alguien de teatro, críticos literarios, y entonces fue un encuentro y fue curiosamente, claro, en una ciudad como Vitoria, entonces en la universidad hubo una asistencia masiva de estudiantes, había 200, 300 estudiantes en la sala, y tuvo una repercusión bastante grande, incluso en los medios de comunicación. Y fue un momento que en efecto, nos encontramos y esa fue una ocasión. Luego hubo otras ocasiones organizadas por otros organismos y tal, en que había esos encuentros en que eran como sesiones en las cuales autores que no éramos de la misma generación, sino de otras generaciones, nos juntábamos y bueno, nos comunicábamos también con nuestro público potencial. Entonces fue realmente un momento que yo creo que había esa necesidad, de alguna manera los escritores ya oficiales del franquismo que ya no interesaban, había una generación perdida de escritores exiliados o que no habían podido publicar durante el franquismo, pero había necesidad de descubrir.
[00:06:17] Speaker A: Y coincidíamos efectivamente en esa franja muchas diferentes edades. Y a mí, aparte del público que no recordaba que fuera tan masivo ni la repercusión, yo es que lo recuerdo como algo muy personal, de que nos divertimos mucho y pues nos llevabais a.
[00:06:38] Speaker B: Restaurantes.
[00:06:39] Speaker A: Claro, pues era una cosa muy novedosa, que por ser escritora te invitaran, te invitan a comer, que fueran amables, que hubiera esa receptividad en la ciudad.
Y bueno, conocimos e hicimos amistades unos con otros, desde luego para crear de.
[00:06:58] Speaker B: Alguna manera una red de escritores que tenían, eran muy diferentes, pero tenían una relación. Y además lo que decía yo antes de los periféricos, es decir, muchos escritores de esa ornada no vivíamos en Madrid. Yo entonces, yo soy de Madrid, nacido allí, pero vivía en Vitoria, donde era profesora, yo creo. No sé si tú vivías en Zaragoza.
[00:07:26] Speaker A: No, no, yo vivía en Madrid, pero Pozuelo de Alarcón. Un poco periférica.
[00:07:31] Speaker B: Sí. Pero había autores valencianos, de Cataluña, andaluces.
[00:07:37] Speaker A: Sí, había de todos. Era muy variada esa de Galicia, toda esa nueva narrativa que era muy variada y desde luego, tanto de edad como de origen geográfico y de tendencias literarias, convivíamos.
Una literatura más confesional, una literatura más, digamos que da prioridad a la imaginación y a la fantasía. Había poetas, hay que decir que era muy variado, muy abierto, y no había, pienso yo, ese momento no pesaba sobre nosotros la idea de que teníamos que escribir de una cosa o de otra. Predominó un momento de libertad que yo no sé si eso se ha mantenido. ¿No sé, tú qué piensas, Paloma?
[00:08:26] Speaker B: Pues no lo sé. Yo creo que es que claro, ahora se escribe igual, se escribe más igual, se publica más, seguro. Pero sí que es cierto que ha habido unos cambios fundamentales que hacen que, por ejemplo, para un joven escritor yo ahora mismo no sé muy bien las vías [sos/eos] para darse a conocer, supongo. Ahora mismo está funcionando mucho Internet y la autoedición, porque ha habido un cambio en unos años que es que muchas de esas pequeñas editoriales independientes que hacían lo que les daba la gana, y a veces muy lo que les daba la gana y publicaban lo que querían, luego han sido absorbidas por grandes grupos editoriales que ya han marcado sus pautas, sus líneas editoriales, etc.
Resurgen o surgen nuevas editoriales pequeñas e independientes.
[00:09:21] Speaker A: Yo creo que lo que predominaba entre nosotros en aquello grupo de escritores tan variado, era que queríamos aportar algo más frescura o una voz nueva a lo que había sido nuestra herencia como lectores. De los escritores oficiales últimos, todos los que habían sido durante el franquismo más o menos destacados que había, por supuesto, estaban Delibes, estaba Torrente Ballester, estaba la tendencia también de Goiti solo, o sea, quiero decir que había una pero nosotros queríamos yo pienso que había una sensación de abrirnos más fuera de las fronteras españolas, como reivindicando otras tradiciones cada uno. Y más libertad, más libertad. Porque la idea de escribir o literatura social, o del realismo social, o literatura un poco muy ajena a la realidad, esto ya es dicotomía como que era molesta, como una que hubiera más gamas, que hubiera más libertad. Y yo creo que ahora ya las cosas son muy distintas, porque nuestro objetivo era escribir libremente, por lo menos el mío, desde luego, estaba buscando mi voz. Y ahora yo pienso que más que la voz lo que se pretende es vender. O sea que es que ahora se ha pasado al objetivo del best seller el objetivo, a ver qué le interesa a la gente. ¿Mientras que yo creo que en ese momento particularmente, particularmente para mí, pero yo también pienso que estaba en el aire, qué puedo yo decir, qué quiero yo decir a esta sociedad, a estos individuos que están, como yo, habiendo recibido un legado, habiendo vivido unos años muy grises, como había sido el franquismo, y sin embargo ahora abriéndonos al mundo? O sea que era mucho más personal la motivación, pienso yo, por lo menos es mi sentir, tanto de mí misma como del espíritu que creo que predominaba entonces.
[00:11:24] Speaker B: Sí, y luego sobre todo nuestras influencias literarias yo creo que eran muy variadas, es decir, todos habíamos hecho el bachillerato y habíamos leído los autores del realismo, yo que sé, o los de la generación del 98, pero luego cada uno había buscado también su plan de lectura. Eso es fundamental para una escritora. En mi caso, por ejemplo, yo empecé a publicar cuando era una joven profesora universitaria, y eso me parece que se nota muchísimo en mis obras hasta 1992. El primer libro es el rapto del Santo Grial, que es con el que empecé a publicar porque quedé finalista del primer premio Herralde, y entonces es un libro que tiene unas referencias a un tipo de literatura como muy extravagante, que es el romancero. Es decir, yo me había interesado mucho por investigar y por estudiar el romancero, y entonces ahí hay como una incorporación de elementos del romancero, que es una literatura extracanónica, como base o como fuente de inspiración de esa creación literaria, pero otro podía tener otra fuente de inspiración, otras lecturas, otra sensibilidad literaria, y creo que es un panorama como muy variado.
[00:12:38] Speaker A: Muy variado, sí, efectivamente. Yo creo que cada cual nos definíamos de una manera distinta y con tradiciones que habíamos escogido.
Tú dices lo del Santo Grial, que convivía entonces ese tipo de búsqueda en algo que era inaudito, que es el romancero, y ponerlo de una manera tan amena y tan, no sé, tan distant moderna, hay un juego tremendo. Pero por ejemplo, yo con mi primera novela, pues el bandido doblemente armado, es precisamente buscar también una influencia, pero en vez de en nuestra tradición, en otro país. Yo estaba muy influido, pienso yo, por toda la literatura americana y sobre todo la literatura policíaca.
Está Philip Marlowe, el detective de Raymond Chandler está ahí, de hecho es un homenaje, el bandido le mente armado a largo adiós, porque cojo todos los nombres, no localizo ninguna la ciudad, invento nombres, o sea que eso rompió mucho. Y eso me recuerdo muy bien que Javier Marías creo que escribió un artículo, pero como él escribía mucho ya era muy teórico también de lo que estaba pasando, siempre le gustó. Y bueno, pues es que ahora nosotros los escritores no tenemos por qué hablar de lo que pasa en nuestro barrio.
Y me citaba a mí, muy generoso, así Soledad Puerto tiene una novela que se llama Burdeos, y yo localizo mis novelas muchas veces en Inglaterra, en Cambridge, en fin, o sea, quiere decir que hemos ampliado, nos hemos concedido muchas libertades que yo creo que creíamos o pensábamos que otros escritores de otras generaciones, dadas las circunstancias, se sentían más obligados a denunciar la realidad que había o a salir de ella de otra manera. Nosotros ya como que queríamos disfrutar muchísimo de la libertad.
[00:14:44] Speaker B: Sí, creo que los potenciales lectores también esperaban eso, porque si te acuerdas, ese surgimiento de la nueva narrativa y ese auge de la nueva narrativa vino después de un momento en que los lectores acabaron saturados de ensayo político.
[00:15:00] Speaker A: Claro.
[00:15:02] Speaker B: O sea, realmente hubo en esos primeros momentos de la transición política se dio mucha cancha al ensayo político, a las cosas que no se podían haber publicado antes, y entonces llegó un momento en que ya la gente tenía ganas de leer novelas, de leer ficción, de abrirse a unos mundos ficticios que pueden servir también para interpretar la realidad y que pueden también despertar conciencias. Es decir, es la idea de que la ficción no tiene por qué ser alienación, sino todo lo contrario, es una forma distinta de ver y de analizar.
[00:15:41] Speaker A: La realidad y de descubrirla y de ver nuevas facetas. Sí, yo creo que hubo una confluencia de nuestra claro, como es lógico, porque la sociedad es así, estábamos nosotros, un grupo variado de escritores, buscando cada cual nuestra voz dentro de un panorama que intenta internamente se había abierto, se había abierto porque era un mundo ya que aspirábamos a la libertad. Y luego los lectores, claro que los lectores también buscaban otra cosa, buscaban esa imaginación distinta, porque había esta saturación política, que yo creo que la hay todavía.
[00:16:21] Speaker B: Sí, bueno, eso digamos que es una cosa que va y viene, va y.
[00:16:24] Speaker A: Viene, va y viene. Ahora estamos padeciendo, pienso yo, pero en todo caso, allí Zweitausendein se alentó un poco la libertad personal. Luego es que luego está lo de la crítica, que va por otro lado, porque los críticos siempre quieren que haya mucha conexión entre la literatura y la sociedad. Parece que esto es algo que priorizan, pero que los lectores querían explorar también nuevos mundos, estaban deseosos de no tener que recurrir a autores extranjeros para descubrir que la vida es mucho más de lo que ocurre, ocurre en el salón de tu casa.
[00:17:04] Speaker B: Pues sí. Una cosa, has mencionado la crítica. ¿Te influye la crítica?
[00:17:08] Speaker A: Trato de que no, porque la verdad que trato de no leerla más que cuando es favorable. Claro, cuando es favorable, sí, porque te alegra, te alegra el día.
Pero no sé, la crítica no no lo sé. Supongo que es difícil decir un no tajante, pero pienso que la crítica depende del crítico. ¿Pero influir, influir es kikito ÿ. Cómo te puede influir una opinión de los demás cuando tú ya estás en una línea? Yo veo que no, no le veo que tenga $1. Te puede influir en la vida. Sí, en la vida, sí. Una buena crítica te anima. Y eso ya es mucho. Eso es muchísimo. Porque de esa animación puede surgir nuevas ganas de escribir ese día, más tiempo, por así decirlo, con lo cual eres más productiva. Una mala crítica a lo mejor te desanima y ese día no escribes. Entonces te influyen la vida en tu comportamiento, pero en lo que escribes va por caminos internos e insospechados.
[00:18:14] Speaker B: Fíjate, yo creo que los autores tenemos que tener la sensatez de no dejarnos influir por la crítica. Yo creo que la función de la crítica no va dirigida precisamente al escritor, sino al lector. Es decir, el crítico es un lector avezado que asesora a otros lectores, y entonces su crítica siempre va orientada o decirle a un lector qué puede encontrar en un libro. Entonces, realmente, si los escritores nos dejamos influir, nos dejásemos influir por la crítica, siempre escribiríamos la misma novela, o la.
[00:18:53] Speaker A: Novela que quieren los críticos que la escriban ellos.
[00:18:56] Speaker B: Claro, exactamente. O sea que quiero decirte, por ejemplo, si la crítica es buena, existe la tentación de repetir la fórmula como esto me ha funcionado, pues voy a seguir escribiendo lo mismo. Y si la crítica es mala, realmente te coarta.
¿Por qué te vas a dejar coartar por una crítica? Es una tontería. Es decir, no voy a escribir así porque me lo han puesto mal. Porque además, de una manera también la crítica tiende a ser conservadora. Es decir, el crítico se basa en sus lecturas y espera y contrasta sus lecturas previas con lo que tú haces.
[00:19:35] Speaker A: Con lo que quieres que encaje eso en sus esquemas.
[00:19:39] Speaker B: Entonces, de alguna manera, cualquier innovación con.
[00:19:43] Speaker A: Eso, lo que no encaja en sus esquemas, no sabe qué hacer con ello. Entonces, pues no, no, yo creo que no. Verdaderamente no creo que haya escritor que le a no ser que sea un escritor que quiera directamente contentar al crítico X, porque será influir, pero ya eso es una cosa organizada y premeditada. ¿Pero en general, el escritor, cómo se va a influir por la crítica? Tiene un mundo propio que le puede afectar a la vida, pero no tanto a la literatura.
[00:20:11] Speaker B: Sí, o sea, la crítica creo que tiene más que ver con la difusión y la promoción del libro que con el proceso de escritura.
[00:20:18] Speaker A: Sí, porque lo has dicho muy bien antes y me ha gustado mucho lo que has dicho, que quiere se dirige al lector. Eso es un poquito peligroso, pero es verdad. Pero aquí manipula, la crítica manipula al lector le dirige. Y es así, es así. Y eso tiene que saberlo el que la escribe. Yo lo poco que he escrito de crítica que escribía, a veces he escrito sobre novela extranjera, nunca sobre novela española. Bueno, alguna vez lo hice, pero comprendí que no podía porque vi que no, que es que no puede ser. Sobre todo antiguos. Sí, claro, muertos, muertos. A mí dame muertos para escribir, pero vivos no puedes, porque es que tú eres escritora y no puedes. Entonces yo lo que lo que trataba era explicar muy claro mi punto de vista, por qué me gustaba a mí, por qué me gustaba a mí, qué me había conmovido a mí, por si alguien quería, alguien se identificaba con mi punto de vista. Pero muchas veces los críticos dictaminaban sin explicar de dónde sale eso. Entonces ahí sí que hay una dirección. ¿Dirigen al lector?
[00:21:24] Speaker B: Yo supongo que sí. Pero bueno, de todas formas yo creo que tenemos que escribir a nuestro aire. ¿Qué es lo que hemos hecho toda la vida y mira, no nos ha ido mal, no?
[00:21:33] Speaker A: Bueno, nos ha ido estupendamente, aquí estamos las dos.
[00:21:37] Speaker B: ¿Oye, una cosa, tú recuerdas cuando empezaste a escribir, que recuerdas desde cuándo escribes y cuando empezaste a escribir?
[00:21:45] Speaker A: Lo que recuerdo, porque lo tengo muy unido a la lectura, el hecho de escribir, entonces sí, recuerdo que leía, leía cuentos y me leían cuentos. Hubo un cuento que me leyeron hasta la saciedad, porque yo estaba enferma de tifus, y claro que era una enfermedad mortal por la clorombicetina que vino de estraperlo, todo esto mi madre y yo estábamos entonces me leían un cuento de la gallina petit roja, que se llamaba, que es un título que es como tipo patito feo, claro, sugiere. Y a mí me lo leían y yo no quería más que ese cuento. Entonces luego me lo aprendí de memoria y entonces luego localicé las letras, al parecer estuve pues no sé cuántos meses estaría y leí. Y entonces para mí leer es escribir, porque inmediatamente que pude leer dije pues si alguien escribe este cuento, yo también puedo escribirlo. ¿No recuerdo exactamente, pero sé que escribí muy pronto, o sea, porque Oye, quién ha escrito este cuento? Pues un ser humano como yo. Yo bueno, el ser humano, yo tenía, era muy pequeñita, pero que enseguida que cobré conciencia de eso y escribía unos poemas truculentos, porque yo creo que a los niños les gusta lo truculento y a los adolescentes, entonces eran bastante truculentos, muchos de fuego, de cenizas, y no me atrevía a enseñarlos, pero alguna vez se lo enseñaba a mis amigas, que éramos y les encantaba, que ante cenizas, que si hay un incendio aquí, que si no sé qué, o sea que sí, me recuerdo como muy pequeña escribiendo y contando solo a mis amigas y todas celebrándolo mucho porque nos gustaba esa truculencia.
[00:23:29] Speaker B: Sí, bueno, a mí me hace gracia eso que dices de la relación entre las letras, la lectura y la escritura, porque yo el primer recuerdo de cuando empecé a escribir es de cuando yo todavía no sabía leer. O sea, yo me acuerdo además, recuerdo, debe ser uno de mis primeros recuerdos, que debía tener yo como cuatro años o así, que mi madre, me acuerdo que estaba lavando la ropa en una pila de la cocina, y entonces estaba y para que me entretuviese me dio un lápiz y unos papeles. ¿Y entonces yo hice allí unas líneas de ondas y le decía a mi madre Mamá, qué pone aquí?
Y mi madre me decía aquí no pone nada. Y oye, menudo cabreo que me llevé.
[00:24:11] Speaker A: No me engaña.
[00:24:12] Speaker B: ¿Cómo era posible que no pusiera nada si yo había estado?
Entonces tardé un tiempo todavía cuando ya fui al colegio y eso, empecé a darme cuenta de que realmente no siempre que tú haces ondas en líneas en un papel dice algo. Pero yo me acuerdo esa frustración de darme cuenta de que no, de que yo había estado escribiendo y aquello, sin.
[00:24:38] Speaker A: Embargo, no ponía nada. Pues mira, Barloma, me encanta esta anécdota porque fíjate, mis nietas sí, que la pequeñita pequeñita hace garabatos, hace garabatillos. Y la otra anterior, que cuando empezó a hacer garabatos, llenaba papeles, pero hacía como unos culebrillas, me decí Mira, abuela, he escrito. Y claro, estoy pensando que seguramente ella creía que había escrito para abajo exactamente.
[00:25:04] Speaker B: Lo mismo que yo. Lo mismo. Y luego también me inventaba historias. Mi padre era un buen fotógrafo, aficionado.
[00:25:12] Speaker A: A mí, yo también.
[00:25:12] Speaker B: Entonces ahí, bueno, en uno de mis libros, como un libro cerrado, hay bastantes fotos hechas por mi padre, porque es sobre recuerdos de infancia, de cosas que han tenido que ver con mi formación como escritora y tal. Y entonces hay varias fotos, una serie de fotos en que yo fui hija única hasta los ocho años. Entonces yo estoy, pues a lo mejor tendría que tener tres años o cuatro o así, con un TVO.
Claro, yo veía las ilustraciones y me lo leían y me lo contaban, pero entonces yo estoy con el tvo sentada en una butaquita, y estoy ahí accionando y contándome un cuento que evidentemente no estaba leyendo porque no sabía leer. Y me contaba cuentos con los dibujos de dibujos, contaba a mí misma, y luego ya les empezaba a contar y a escribir cuentos para mis hermanos, que nacieron mucho después. Con mi hermana yo me llevo ocho años, con mi hermano me llevaba 12, y todavía conservo en casa un álbum de estos que te regalaban para la primera comunión para que pegases estampitas y tal. Y entonces, en lugar de eso, lo hicimos mi hermana y yo. Yo hice escribí unos cuentos para mis hermanos y mi hermana hizo que era porque debía tener, yo que sé, cuatro o cinco años, escribió, hizo las ilustraciones.
[00:26:33] Speaker A: Qué gracia. La verdad que eso es impresionante. ¿Tú qué piensas que te llevaba a escribir? ¿Qué te interesaba al escribir, al inventar estas historias?
[00:26:45] Speaker B: Pues contar historias, el placer de contar historias. Yo creo que las dos hemos sido niñas muy lectoras, que nos gustaban que nos contasen cuentos cuando no sabíamos leer.
Ver te veos las ilustraciones. Eso ha sido una iniciación a la lectura de varias generaciones.
[00:27:07] Speaker A: Yo desde luego reivindico para mí la importancia que ha tenido los tvos. Y te voy a decir, no sé si tú leíste, porque eres ya aunque te llevo siete años, pero a lo mejor, en fin, aún llegó a tu generación. Los tebeos eran de hadas, de ilustrados. Yo era una lectora tremenda.
[00:27:28] Speaker B: Yo era una fan del Capitán Trueno.
No, no, que va, mi hermano no había nacido todavía. Estaba enamorada yo del Capitán Trueno y.
[00:27:38] Speaker A: Me tenía mucho envidia.
Claro, no me extraña. Yo si llego a acceder a eso, seguro que me hubiera enamorado también del Capitán Trueno, porque lo veía un mundo muy interesante, el de los chicos. Pero es que yo no tenía a mí no hay chicos en mi casa. Hay un ambiente muy femenino.
[00:27:55] Speaker B: Pues fíjate que con eso que me dices, yo también si es que yo he sido hija única hasta los ocho años, pero creo que he recibido una formación muy liberal en ese sentido, porque a mí me compraban a mí tendrías.
[00:28:09] Speaker A: Que investigar cómo entró el Capitán Trueno en mi casa. Eso es muy interesante. Cómo entró, en qué momento entró. Y quién lo trajo.
[00:28:16] Speaker B: ¿Y quién lo trajo, quién lo trajo?
[00:28:17] Speaker A: Porque es raro, porque en mi mundo de niñas no entraba el Capitán Trueno.
[00:28:22] Speaker B: ¿Bueno, pues yo creo ÿ Fíjate que yo creo que mi madre era una persona muy liberal, y era una mujer, siempre fue ama de casa, no? Trabajó fuera de casa y tal, pero era una persona con una mentalidad muy liberal, muy independiente, y yo creo que un poco aclata en algunos aspectos y.
[00:28:39] Speaker A: Decidió por lo que sea, porque a.
[00:28:40] Speaker B: Mí me compraban primero de pequeña me compraban el tebeo.
[00:28:44] Speaker A: A mí el tebeo siempre el te veo el tebeo ha sido mi primera.
[00:28:50] Speaker B: Ya sé cómo entró el Capitán Trueno. Debían venir viñetas del Capitán Trueno, algún periódico que compraban en casa y luego ya me compraban los TVs del calor.
[00:28:59] Speaker A: Porque lo pedirías.
[00:29:00] Speaker B: A lo mejor me debieron de gustar.
[00:29:02] Speaker A: Te debieron de gustar, claro, claro.
[00:29:04] Speaker B: Supongo que me los leía mi madre.
[00:29:06] Speaker A: Claro.
[00:29:06] Speaker B: O mi padre, más bien mi madre. Y entonces como vio que me gustaba pues me compré pues a mí te veo del Capitán Trueno como si fuera un no me gustaba. No me compraban el jabato, que era, digamos, el antiguo otro, un competidor.
[00:29:19] Speaker A: ¿Oye, y luego seguiste en esa línea de leer novelas del coyote y todo eso? No, no, eso ya se quedó allí. ¿Qué curioso, verdad?
[00:29:27] Speaker B: Luego ya me introduje, digamos, en la literatura canónica.
[00:29:33] Speaker A: Canónica, que es la de niña. ¿O sea, leíste Celia y Antoñita?
[00:29:38] Speaker B: Celia no.
[00:29:39] Speaker A: Qué pena, porque a mí me tocó.
[00:29:40] Speaker B: Celia, pero Antoñita, la Antoñita también, que era más ñoña.
[00:29:45] Speaker A: Era encantadora, era buena chica.
[00:29:48] Speaker B: Me acuerdo que había una que viajaba a México, un viaje que daba muchísimo, era un trabajo lexicográfico estupendo, porque era que Antoñito la fantástica, por no sé qué motivo, viajaba a México y entonces te contaba todas las palabras mexicanas, se dice jitomate, el lugar de tomate, guacamole y cosas así.
[00:30:07] Speaker A: Su autora, Borita Casas, pues estaría en México, porque estas mujeres, la autora de Celia, Arena Fortuny, y la autora de Antoñita la fantástica, bonita Casas, acabaron todas en México, aparte con el exilio. Sí, sí, sí, sí, sí, sí.
[00:30:24] Speaker B: No lo sabía yo decir. Borita Casas. No sé casi nada.
[00:30:27] Speaker A: No, no, son mujeres. Muy interesante. Bueno, en una fortuna es ya un clásico, porque Celia en la revolución, yo creo que es uno de los libros, no sé si tú estarás de acuerdo, pero unos libros sobre la guerra civil.
[00:30:40] Speaker B: Lo que pasa es que no se publicó en nuestra época.
[00:30:42] Speaker A: No se publicó mucho tiempo. No, ahí está la pena. Pero ahora, ahora como documento sobre literatura sobre la Guerra civil sería la revolución, porque es que es buenísimo. Es que es un libro buenísimo y que, bueno, eso es otra honda, por supuesto, porque tiene esta heroína distinta de lo que son las novelas de la guerra civil, como las de Barea, pero aporta muchísimo cine en la es que.
[00:31:09] Speaker B: Son estas mujeres de los años 30 que fueron una generación perdida de mujeres intelectuales.
[00:31:20] Speaker A: Y siguieron escribiendo muchísimo porque tuvieron que ganarse la vida, pero que de.
[00:31:24] Speaker B: Alguna manera España se lo perdió porque fueron mujeres exiliadas que hubieran perdió su.
[00:31:29] Speaker A: Presencia, pero han tenido muchísima influencia en la formación de muchas generaciones.
Y en fin, yo creo que yo estoy agradecida a Bolita Casas y Arena Fortún muy en especial, pero también Bonita Casas, pues mira, son escritoras que yo valoro.
[00:31:53] Speaker B: Contaban modelos de niñas bastante independientes, bastante insatisfechas.
[00:31:58] Speaker A: Era un modelo de niña insatisfecha, con lo cual era muy reconfortante para mí, porque yo no entendía nada, como casi nadie entiende nada, pero es que no te lo dejaban decir. Pero como ellas lo decían. Entonces realmente fue una ayuda para mí. Yo me siento enormemente agradecida a estas escritoras.
[00:32:18] Speaker B: Y tú leías también los libros de la colección Historias de Bruguera, estos libros que tenían por una parte el texto y enfrentado como unas viñetas, como un.
[00:32:28] Speaker A: Bueno, esos he leído todo julio Verne, lo he leído así, julio Verne. Yo no podía leer la letra porque habiendo la viñeta pues me era mucho mejor, era mucho más divertido para mí.
[00:32:40] Speaker B: Yo es que hacía un ejercicio de crítica textual porque yo leía el texto y luego leía las viñetas al revés y me enfadaban bastante porque claro, las.
[00:32:53] Speaker A: Viñetas de texto estaba reducido y había.
[00:32:56] Speaker B: Cosas que estaban modificadas y aquello como que me perturbaba.
[00:33:00] Speaker A: Claro, claro, es que es que no se puede mezclar, o sea, yo creo que una cosa u otra. Entonces yo leía las viñetas porque verdaderamente las viñetas eran más amenas y eran graciosas. O sea, yo me he leído todo julio Verne en viñetas. Cuando mucho más tarde me puse a leer a julio Verne se me caía de las manos porque es que es larguísimo, es un poco tedioso, sí, pero claro, con aquella viñeta estupenda.
[00:33:25] Speaker B: Y ahí leímos Mujercitas, que también leímos Fabiola y leímos un montón de cosas.
[00:33:33] Speaker A: Fabiola, yo no sé.
[00:33:37] Speaker B: Y bueno, muchas cosas, muchas cosas.
[00:33:39] Speaker A: Bueno, ya pasé a Agatha Christie de golpe y porrazo, pero ya enseguida pasé o convivió conmigo Agatha Christie, porque Agatha Christie es muy elemental en su literatura, en su manera de escribir. Entonces, oye, me apasiona, a mí me apasionó mucho ese crimen, ese crimen como de jugar al ajedrez, que ese es el divertido para leer, no digo en la vida para nada, pero digamos para leer. Y ahí sí, lo cierto es que.
[00:34:09] Speaker B: Bueno, esas lecturas yo creo que te marcan y marcan, o sea, realmente se dice que si toda escritura es autobiográfica, que si no. Y a veces nos olvidamos que parte de la autobiografía de un escritor son los libros que has leído.
[00:34:22] Speaker A: Los libros que has leído, no solo.
[00:34:25] Speaker B: Las cosas que te han pasado, porque.
[00:34:27] Speaker A: Los libros que has leído y donde te has sentido en cierto modo vinculada te han enseñado algo de ti misma que te tenías o más oculto o que no no te atrevías por varias razones, porque tú no lo querías reconocer, porque pensabas que no debería ser expuesto. O sea, que te han animado, te han acompañado y animado, que te ayudan.
[00:34:47] Speaker B: A deshidivirte también como escritora.
[00:34:50] Speaker A: Exactamente.
[00:34:51] Speaker B: Esto también se puede escribir, esto se puede también. Hay distintas maneras de decir esto, ese tipo de cosas.
[00:35:00] Speaker A: Por eso la lectura es verdad que te abre muchísimas puertas mentales, porque eso te enseña otras maneras de estar en el mundo y de expresarse.
Te alienta, en definitiva te alienta, sí.
[00:35:16] Speaker B: A mí, por ejemplo, me ha influido mucho el ser profesora de literatura, sobre todo porque a mí cuando llegué a la Universidad del País Vasco, me asignaron dar clases de literatura en una época de una época que justo era lo que yo me había gustado menos y me había interesado menos, que era el Siglo de Oro. Entonces me tuve que leer en todos los años que fui profesora un montón de obras de la literatura clásica española que nunca me hubiera leído por mi gusto. ¿A ver, yo que sé, tú te hubieras leído el diálogo de lactancia 1 arcediano?
[00:35:53] Speaker A: Es que no lo he leído.
[00:35:55] Speaker B: Pues es interesantísimo.
[00:35:57] Speaker A: Sí, seguro, seguro. Le queda mucho tiempo todavía de Vida.
[00:36:00] Speaker B: Erasmista de Alfonso de Valdés, que es una crítica a la corrupción de la Iglesia, una cosa, bueno, yo que sé, cosas. Entonces eran cosas que yo tenía que leer para explicarlas a mis alumnos, porque eran obras importantes de la historia de la literatura que pensaba madre mía, y yo me tengo que leer todo esto. Y lo cierto es que eso ha influido.
[00:36:26] Speaker A: Luego, claro, se te nota porque manejas como esa confianza en que eso está leído. Sí, sí, sí, eso. Yo no he tenido esa formación Ÿousand y bueno, en cierto modo, en cierto modo la he añorado, pero es que yo es que soy poco, poco investigadora.
Soy muy de no sé por qué soy tampoco investigadora.
[00:36:56] Speaker B: Bueno, pues que te gusta más leer y escribir. Claro, si es que la investigación es una cosa que es vocacional.
[00:37:04] Speaker A: Es vocacional, pero de alguna manera también implica que es el carácter. Es el carácter. Y a mí tengo muchísima fe en si algo tengo de fe, porque ya no sé la fe que tengo, pero un poco en lo instintivo, en lo sorprendente, en lo vivo. Pero es verdad que lo vivo también esta vez es en los libros.
[00:37:29] Speaker B: La vida está en la literatura.
[00:37:30] Speaker A: La vida está en todo. La vida está en todo.
[00:37:32] Speaker B: Y leer literatura de otras épocas te hace asomarte a la vida de otras épocas.
[00:37:37] Speaker A: Absolutamente, absolutamente. Bueno, pasa como cuando yo descubrí muy tarde, porque yo hice ciencias en el bachillerato hice ciencias, pues Dios sabe por qué. Bueno, pues es como una historia un poco rara porque bueno, pues por eso, por llevar la contraria, supongo. Y así más. Me gustaba un poco la física, me gustaba las matemáticas también, la química era divertida. Y sin embargo lo del latín y el griego, una tontería, porque me hubiera venido muy bien, porque el latín sí me gustaba también, pero el griego ya todo esto me parecía que eso ya me lo sabía yo, que la lengua ya era cosa mía, que ya era cosa error. Claro.
Y entonces he leído muy tarde los libros clásicos de la Ilíada la Odisea y me han parecido fascinante.
[00:38:24] Speaker B: Si te cuento cómo leí yo la Ilíada y la Odisea, lo leí porque me suspendieron lo que ahora sería la EBAU, que entonces era el preuniversitario, era un examen de acceso a la universidad. Entonces yo me tenía que examinar de latín y de griego. Había ido arrastrando a trancas y barrancas porque a diferencia de lo que hiciste tú, yo cogí el bachillerato de letras y luego odiaba el latín y el griego, y en cambio me encantaba la biología.
Entonces resulta que allí fui arrastrando el latín y el griego y cuando llegué al examen de esto, me suspendieron sobre todo por el griego. En griego me pusieron había que traducir un paisaje, no sé si de lo que te tocase, de la Ilíada o de la Odisea, y en latín de la Ileida. Y entonces resulta que me pusieron dos.
Y entonces, vamos a ver, yo no voy a aprender en griego en un verano porque me tendría que examinar en septiembre. ¿Entonces, qué hago? Como eran textos de la Ilíada y la Odisea y de la Eneida, me tiré todo el verano leyéndome una y otra vez la Ilíada, la Odisea y la Eneida, la Ilíada, la Odisea y la Eneida, hasta que ya casi me lo sabía de memoria, porque es muy pegadito. Yo soy abaconera.
[00:39:40] Speaker A: Yo también.
Es que se mete.
[00:39:44] Speaker B: Y entonces, claro, cuando llegué al examen, pues con dos palabritas ya identifiqué Ah.
[00:39:49] Speaker A: Este está el pasaje.
[00:39:50] Speaker B: Y ya me sirvió, ya me sirvió casi de no es que me lo supiera de memoria, pero el tono.
[00:39:57] Speaker A: Porque tienen un tono. Tienen un tono, sí, más o menos.
[00:40:00] Speaker B: ¿Qué pasaba ahí?
[00:40:01] Speaker A: Qué pasaba allí. Y luego la manera en que tienen a que claro, al traducirse, pues supongo que leerlo en sus propias lenguas pues es distinto. Pero bueno, traducirse yo creo que todos los traductores sí que han tratado de mantener algo. Y desde luego, cómo ponen los adjetivos, la secuencia del ritmo de las frases, todo eso es pegadizo. Bueno, para no hablar de Platón, que cuando me metí en Platón, ya también, ya mayor, ya con oye, es que yo escribía, no te digo ya como Platón, que es imposible, pero se pega, se pega porque tienes mucho ritmo.
[00:40:39] Speaker B: Además, en el caso de los que estamos hablando, estamos hablando de traducciones, entonces es el ritmo de las el ritmo.
[00:40:46] Speaker A: De las traducciones es genial cómo se pega. Y son muy buenos, yo pienso todo ese ritmo bueno, a mí me parece como muy envolvente. Todos los diálogos de Platón son envolventes, de una manera que no puedes salir de allí y acabas uno y ya quieres otro, quieres entrar en ese mundo. O sea, que tienes toda razón cuando dices que la vida está en la literatura antigua también, en todo. La vida está allá donde allá donde.
[00:41:15] Speaker B: Ha querido estar, donde hay seres vivos.
[00:41:17] Speaker A: Donde hay seres vivos que se hayan manifestado, que hayan querido manifestarse. Y la encuentras y de repente se establece un vínculo con ellos. De la misma manera que puedes establecer un vínculo con una persona con la que te tropiezas un momento por la calle, le pides perdón y te sonríe. Entonces esto para mí me alegra el día. Una sonrisa de un desconocido, dices qué maravilla. En vez de un gruñido, que es muchas veces lo que te llevas, entonces tratas de olvidarlo y dices Vaya, qué desastre. Pero cuando te sonríe una persona por algo que has hecho, una torpeza, un camarero que se te ha caído el café y no pasa nada, eso es maravilloso. Eso me gustaría unir, captar ese hálito de vida y ese vínculo que se establece, que es en definitiva el mismo vínculo que establecemos de repente con un héroe. ¿Leyendo uno de estos maravillosos diálogos, juegan con Sócrates, cuando de repente se sientan bajo la sombra del árbol y Sócrates, tú qué piensas de esto? Porque no sé qué y de repente tú estás ahí también, a la sombra. A la sombra, a la sombra, bajo un árbol.
[00:42:30] Speaker B: ¿Hay algún escritor que te hubiera gustado conocer personalmente, de otra época?
[00:42:35] Speaker A: Yo nunca he sido de conocer a los escritores. No, no, sí, en principio, pues conocer a lo mejor de lejos, yo creo que hablar con es que no, es que sé cómo somos los escritores y somos de una manera que es casi intransferible.
Por lo menos los escritores que me interesan creo que no nos diríamos nada. Entonces no tengo esto, fíjate, yo me.
[00:43:04] Speaker B: Pasa un poco lo mismo, porque yo creo que además los escritores no siempre están en modo escritor. Muchas veces conoces a un escritor y como que no te dicen nada porque.
[00:43:15] Speaker A: No, porque no está para decirte en ese momento.
[00:43:18] Speaker B: Y si conociésemos a los grandes clásicos, probablemente a lo mejor nos parecían unos desgraciados.
[00:43:23] Speaker A: ¿Pues seguramente lo único Sócrates bajo el árbol yo solo veo bien el único que yo creo que sigue me hubiera atrevido y me hubiera gustado pues sí, pues debe ser pasar una tarde conversando y hoy en el foro qué han dicho? ¿Sócrates, y a ti qué te parece esto que me ha dicho mi hijo o mi nieta? Y ah, pues mira, no sé qué tal.
[00:43:45] Speaker B: Eso sí, una tertulia con Sócrates.
[00:43:46] Speaker A: Una tertulia. Yo creo que eso es casi lo único que yo quizá lo único que.
[00:43:52] Speaker B: Me hubiera gustado conocer es a Cervantes, porque me gustaría saber si en su vida personal o en su forma de relacionarse con los demás tenía el mismo sentido del humor que cuando escribe. Claro, porque lo cierto es que una de las cosas fascinantes de Cervantes es que siempre hay trasfondo de humor, ese distanciamiento 1 cierta distanciamiento irónico.
[00:44:23] Speaker A: Irónico.
[00:44:24] Speaker B: Pero igual resulta que conoces a Cervantes y dices Vaya tío más oso.
[00:44:27] Speaker A: A mí me daría miedo conocerle. Pero yo creo que lo que dices es que Mira, es tan excepcional, tan delicado y tan profundo, tan exquisito y a la vez tan vamos a decir, para todos lo que hace Cervantes, que conocerlo pues a igual te nos decepcionaba. No cabe en una persona bueno, no lo no sé, yo creo que no deberíamos conocerle. Sí, sí.
[00:44:59] Speaker B: Bueno, en general hay grandes artistas que es mejor no conocerlos. Ves un cuadro de Caravaggio y dices qué fantástico, es un escritor. Y luego era un asesino, un delincuente.
[00:45:09] Speaker A: 1 tío de lo más no, una cosa es la obra en la que ha expresado todas esas ambiciones, ilusiones, sueños y frustraciones. Hay alegría y dolor en la obra. Y luego ya la persona que la ha hecho, que en ese momento en ese momento sigues parte de la obra, pero a la vez se ha vaciado de ella. Se ha vaciado y la obra es tuya. O sea que lo que tú coges de ese escritor es lo que te da ese escritor, que es la obra. Una cosa es que te interese él como persona, porque te interese, pero es otra historia ya lateral.
[00:45:44] Speaker B: Sí, sí, yo creo que estoy de acuerdo contigo. O sea, realmente mejor leerlos.
[00:45:49] Speaker A: Mejor leerlos. Es lo que nos han dado, es lo que ha querido darme Cervantes y ha puesto toda su ambición ahí. ¿No querrías ser un buen conversador? ¿Es que por qué le iba a interesar hablar conmigo?
Pues no. Pues sí.
[00:46:04] Speaker B: O a lo mejor no teníamos nada de qué hablar.
[00:46:06] Speaker A: No teníamos nada de qué hablar. Él estaría cansado, yo también, o sea que no pues mejor que no supiéramos quiénes éramos, en todo caso, y a ver qué pasaba, que nos encontráramos por la calle y a ver si es amable y me da una sonrisa. Me dedica una sonrisa. Pero yo creo que eso es todo.
[00:46:23] Speaker B: Una de esas sonrisas que te alegran.
[00:46:24] Speaker A: Una de esas sonrisas que te alegran el día.
[00:46:27] Speaker B: Te alegran el día.
Pues no sé, quizá podemos hablar, no sé, qué se te ocurre, pues de tu último proyecto.
[00:46:39] Speaker A: A ver qué estás haciendo ahora, paloma.
[00:46:40] Speaker B: Pues mira, acabo de hacer, está en prensa, un libro que ha sido bastante doloroso para mí para escribir, porque es sobre el proceso del duelo y tiene un trasfondo autobiográfico bastante fuerte por el fallecimiento de mi hermano menor. Y entonces es un poco pero no es un libro triste, creo que es un libro bastante luminoso. Es decir, es un libro de cómo, de alguna manera, el sufrimiento puede hacernos mejores o más perfectos. En el trasfondo está una idea japonesa muy bonita, que es la idea del kintsugi, que es esa técnica japonés japonesa de restauración de la porcelana, y así restaurado resulta más perfecto y más hermoso que cuando estaba entero. Entonces, esa es la ahí hay una idea que la tomo un poco como metáfora del proceso del duelo. Así que bueno, es un libro que me ha costado mucho. Bueno, yo soy muy lenta escribiendo. Yo es que me he tirado alguna vez siete años escribiendo un libro y además me paro y lo dejo, me.
[00:47:57] Speaker A: Paro y lo dejo y no dedico. ¿Tú cuántas horas le dedicas al día, por así decirlo?
[00:48:02] Speaker B: Ah, no, yo al día no. Yo de vez en cuando soy escritora intermitente, entre otras cosas porque también profesionalmente no me he dedicado a escribir, sino que he sido profesora, he sido investigadora del CSIC y he escrito.
Y además tampoco soy capaz de escribir todos los días, fíjate. Bueno, solo con una novela lo conseguí, el ponerme un plan de trabajo, porque yo escribo así como forma muy atomizada.
[00:48:29] Speaker A: ¿No tienes ni siquiera predilección por la mañana, por la tarde?
[00:48:33] Speaker B: Por la tarde, normalmente por la mañana no, por la tarde. Yo la hora de sentarse y escribir lo que sea es por la tarde.
[00:48:39] Speaker A: ¿Y tú? No, yo al revés. No, no, yo sí soy escritora diaria. Sí, sí, lo que pasa que no soy yo no aguanto mucho sentada porque me canso. Y luego además que es muy intenso para mí el proceso de escribir. Entonces yo escribo por las mañanas, pero cuando digo por las mañanas puede ser a veces muy poco rato o puede ser más rato. No vamos a no vamos a hablar de horas, que es muy antipático hablar de horas, hablemos de ratos. Entonces estoy un buen rato escribiendo de ratos. Y bueno, yo en general por las mañanas, que es cuando tengo la mente, por así decirlo, algo más despejada, entonces sí, y me levanto ya con muchas ganas de arreglar lo que tenga que hacer en la casa, pim pam las cosas, no sé qué, ropa, lavadora, ver lo que hay que comer, lo que.
[00:49:25] Speaker B: Sea, tal como la vida cotidiana.
[00:49:29] Speaker A: A despejar un poco todo, sacar a la perra, que eso también tenemos una cosa en común, papá loma con el gato y yo con la perra. Entonces sacar a la perra y ya poderme poner a escribir. Y es estoy deseando, porque yo el rato que me pongo a escribir es de felicidad, porque es que ya estoy centrada en lo que verdaderamente me gusta y quiero. Con lo cual sí, yo todas las mañanas, de una manera u otra giran en torno a lo que estoy escribiendo. ¿Ya por la tarde algunas veces me pongo así, escribir, pero en general, pues eso, hay muchas cosas que hacer? Pues un encargo, cosas de la academia, que también nos lleva cosas, coloquios, no sé qué, pero vamos, cosas relacionadas con la literatura, pero no ya con lo que escribo, leer. Luego yo soy buena costurera. Bueno, bueno, vamos a ver, soy también nadadora, es decir, hago cosas. Yo no dedico, solo no me considero nunca me he considerado una escritora profesional. Nunca, nunca. Primero porque no vivo de la literatura estrictamente. De los libros. Los libros, pues bueno, eso es difícil, eso es difícil.
[00:50:36] Speaker B: Suele tener que hacer otras actividades.
Hay muchas cosas, salvo que seas un autor muy comercial.
[00:50:43] Speaker A: Y además, la idea de vivir, de ser profesional de la literatura, es una idea un poco ajena a mí, porque es una profesión, es una vocación, es un deseo de hacer algo que no está tan reglamentado como otras profesiones.
[00:50:59] Speaker B: Es que yo creo que el dar, por ejemplo, a mí personalmente, el dedicarme a otras cosas, el vivir de otras cosas, de dar clase, de la investigación y tal, cuando trabajaba en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, me ha dado mucha libertad a la hora de escribir. Porque yo no tenía que escribir para ganarme la vida.
[00:51:17] Speaker A: Exactamente. A mí eso me parece importantísimo. ¿Yo eso y con los pocos consejos que me han quedado, aunque siempre piden un joven qué me aconsejaría? Los pocos consejos que he dado mejor es no dar consejos. Tú verás lo que te conviene y cómo quieres plantear tu vida. Eso yo, en fin, plantear la literatura como un modo de ganarse la vida, yo no lo aconsejo al escritor, que es como yo, que quiere ÿ buscar algo distinto que aportar, o algo suyo propio que aportar, o una forma de expresar por qué escribes, pues escribes porque tienes esa necesidad de contar una historia que te explique un poco. Entonces, eso no es una profesión, eso es una cosa que la tienes dentro. Y yo el consejo que he dado no trates de vivir de la literatura, haz lo que búscate una profesión y escribe, y ya irás viendo.
[00:52:22] Speaker B: Escribir en libertad y sin presión. ¿Sin miedo a la página en blanco? ¿Yo no tienes miedo a la página en blanco cuando tienes obligación?
[00:52:32] Speaker A: Es una pregunta que me han hecho y me la hicieron hace muy poco otra vez, que hacía tiempo que no me la hacían y me lo hicieron hace muy poco. ¿Tiene miedo a la persona? Pues no, si yo escribo, escribo, escribo. Exactamente. Porque a mí nadie me obliga. O sea que yo tengo la página en blanco, pues bueno, pues la relleno.
[00:52:54] Speaker B: Y si no, mañana voy a pasear a la página. Acariciar al gato. Oye, una cosa, dime algo de tu última novela, que la estoy leyendo ahora.
[00:53:07] Speaker A: Sí, es la novela olvidada en la casa del ingeniero. Bueno, pues sí, es una novela que llega a manos de un escritor de novelas juveniles y es que el proceso en el que es rescatada esta novela olvidada es que se quedó en un disquete, en un desván de la casa que le llamaban del ingeniero, a la cual una familia viene a pasar las vacaciones.
Y este padre de familia, que también es ingeniero como aquel otro, pues descubre que este ordenador descubre los aquí parece que hay una novela que se llama Leonor, vamos a ver qué pasa.
Y consigue el papel adecuado, la impresora, y le echa una ojeada y dice a lo mejor su mujer, que es muy buena lectora, como suele suceder en estos casos de los ingenieros, la mujer suele ser la lectora, aunque hay ingenieros que leen, pero bueno, le gusta mucho, contacta con un primo suyo que es muy culto, el primo culto se la pasa este personaje, que es el que recibe la novela, y dice pues sí, me gusta, esto me gusta. Se interesa por ella y decide reescribirla. Cómo hacer la suya. Y así finalmente es como llega al lector, reescrita por él, pero respetando lo que es esa novela y por qué le ha gustado, que es una novela más juvenil, una novela escrita por una mujer, y es una novela que él no hubiera escrito, pero que se lo ha encontrado y le ha interesado.
[00:54:45] Speaker B: Sí, me gusta. Bueno, lo que voy leyendo es ese juego entre distintos autores, porque en realidad es una novela que tiene distintos autores y distintos lectores. Y de alguna manera leemos el resultado de varias reescrituras.
[00:55:05] Speaker A: Sí, pienso que sí. Así que nada, Paloma Zweitausendein, creo que se nos acabó el tiempo de esta tertulia.
[00:55:12] Speaker B: ¿Fíjate que nos parecía cómo vamos a hablar tanto tiempo? Pues mira, pues hemos hablado y ha sido un placer y además creo que lo hemos pasado yo creo que muy bien.
[00:55:22] Speaker A: Paloma, hablar de literatura es siempre buenísima con tertulia.
[00:55:26] Speaker B: Pues lo mismo digo.
Pues muchas gracias.
[00:55:29] Speaker A: Hasta otra.
Gracias por escucharnos. Tema libre es un programa producido por Editorial Anagrama. Esperamos que hayas disfrutado y hasta la próxima.